El presente: un nuevo comienzo

Por Hugo R. Fernández Campos*

“Agradecer a Dios o la Inteligencia Universal la experiencia de un nuevo día es la oportunidad de un nuevo comienzo.” Aquí y ahora, solo por hoy y todos las formas y los modos que puedan encontrar para hacer conciencia grata que el amanecer de cada día es una oportunidad única e irrepetible que hay que aprovechar a cada instante. La sensación de vacío que deja la experiencia de perderlo todo y a todos es una emoción que no se puede soslayar, ni disimular o evadir con alguna droga o mecanismo distractor como emprender un viaje o salir de compras, es una realidad que hay que sentir, llorar y platicarla mil veces hasta aliviar el alma desde lo más profundo del ser.

La inmensa fragilidad humana que se revela por el infinito poder destructor de la naturaleza, las guerras o la avaricia enferma y despiadada de hombres que sin escrúpulos y habidos de riquezas materiales disfrazados de políticos o mafiosos o las dos cosas juntas, se adueñan de vidas humanas a través del secuestro, desaparición y muerte, nos hacen evidente lo vulnerabilidad humana, en donde ante la inminente amenaza de muerte se decide poner todo en manos de Dios o del La Inteligencia Universal y soltar el miedo, la frustración, el apego a la vida y las posesiones amorosas y materiales y solo esperar la muerte digna y resignada.

Lo anterior demuestra que los seres humanos poseen un capacidad inmensa de poder morir y ante una nueva oportunidad de vida renacer nuevamente en conciencia de que nada nos pertenece y que desde nuestros talentos o recursos de trabajo entender que solo son instrumentos de los que fuimos dotados para estar y vivir aquí y ahora y ponerlos al servicio de los demás. Saber que la naturaleza humana es capaza de desarrollar actividades paralelas como la pérdida de un empleo y al mismo tiempo incubar una empresa, empezar a practicar algún deporte o actividad artística, iniciar una especialidad académica o experimentar un nuevo amor en la viudez o en la tercera edad es saber y sentir y vivir la vida.

Nacer y morir cada día, viajar por la vida ligeros de equipaje sin miedo, sin rencor, sin odio se dice fácil, sin embargo es importante buscar las rutas para acceder a ello, en muchas ocasiones los hallazgos se encuentran a unos pequeños pasos, buscar ayuda con especialistas como psicólogos, porque sí se está loco y ciego cuando frete así están personas dispuesta a querernos, amarnos y opciones y oportunidades de negocio o trabajo que no podemos ver porque nos obnubila la extrema preocupación o dolor de lo sufrido. Aceptar los errores cometidos, los fracasos amorosos y empresariales no significa ser cobarde solo reconocer que hay que recomponer el camino. El dolor inmenso causado por la desaparición o muerte de un ser querido es sin duda la tristeza más avasalladora que quizás no se pueda superar nunca, sin embargo llorar y platicar como ya dije mil veces, es vivir el duelo; es importante para explorar el camino en donde se abra una luz que nos muestre que en lo más profundo de la noche prosigue la luz del amanecer, dado que mientras se esté vivo debemos de darnos la oportunidad de estar en el eterno presente, seguro a alguien a quien le compartamos nuestra historia o experiencia de vida probablemente le sirva para en algo para vivir su día.