Los discípulos reprobados de AMLO

Columna Benditas redes

Por Luis Gerardo Martínez García

Les compartió el poder, los dejó andar con pie propio, les dejó tarea pero están reprobados. Andrés Manuel López Obrador se hizo de nuevos amigos y nuevos discípulos en esta etapa de su vida política; gente que no es de su generación, como el propio gobernador de Veracruz, que en otro momento no hubiese estado tan cercano al mandatario nacional.

Es así como algunos actores políticos se vuelven sus amigos y otros se convierten en sus discípulos. En el camino forma cuadros (empíricos) desde el escenario político que se propone: el Movimiento de Regeneración Nacional que a la postre se vio en la necesidad de volverse partido político.

Durante estos años, los seguidores, agrupados como sus discípulos, no han comprendido el papel político que persigue AMLO; tampoco tienen claro los principios básicos que señala constantemente el presidente de la república para trabajar desde el poder. Muchos de sus discípulos, sino es que todos, buscaron el poder por el poder y se beneficiaron del efecto Peje.

Ahora bien, Andrés Manuel fue muy claro desde el principio y lanzó la primera consigna: “No mentir, no robar, no traicionar al pueblo”, los tres principios que anunció en 2 de julio de 2018 en el Zócalo capitalino. Los discípulos que ahora ostentan el poder están incumpliendo; no aprenden, no les interesa o no les queda claro.

Otra construcción teórica que ha permeado el discurso de AMLO, recientemente fue citada por el periodista John M. Ackerman: “La nueva utopía pos-(neo)liberal privilegia la colaboración en lugar de la competencia, el desarrollo en lugar del consumismo, el bienestar en lugar de la acumulación, la participación en lugar de la represión, y la libertad en lugar de la censura”. Pero si no dominan el enfoque social-político que les reitera el presidente, los discípulos seguirán creyendo que el poder es burocracia donde lo único que les interesa es conservar sus salarios y hacer campaña constante.

Otra tarea que AMLO ha encomendado a sus discípulos es laAusteridad republicana. En verdad no la comprenden o se hacen los occisos para no atropellar sus intereses familiares ni personales. Desde el inicio les dio el ejemplo: se redujo el salario para beneficiar los programas sociales gubernamentales, para que, junto con la no corrupción, no nepotismo, no diezmos, no tráfico de influencias hubiese ahorros considerables. La austeridad republicana la siguen aplicando de forma equivocada, casi siempre, en perjuicio de los trabajadores del Estado.

Los propios discípulos podrán refutar este texto, argumentando que no están en “la escuelita”, pero si se atreven a revisar los discursos de AMLO podrán descubrir las cátedras que ha dado; que no lo quieran escuchar, es otra cosa. El discípulo debe tener la disponibilidad para aprender y, en consecuencia, debe ponerse a estudiar, de lo contrario la sociedad lo estará reprobando más pronto de lo que imaginan. En Veracruz tenemos muchos discípulos de AMLO reprobados. (Correo electrónico:sinrecreo@hotmail.com).