La sucesión adelantada y… calma fieras, veremos más cosas

A propósito de que falleció un gran periodista como lo fue Ángel Trinidad Ferreira y de lo caldeado que están los ánimos por la adelantada sucesión en Veracruz hoy comentaré, con algunos detalles, el caso del carbonelazo.

Corría el cuarto mes de 1974 y a los políticos veracruzanos no los calentaba el sol primaveral. Presionaban para que su gallo fuera el elegido y que ya ocurriera el destape, en tanto el presidente Luis Echeverría, en su calidad de gran elector, aguantaba y esperaba el momento oportuno.

La caballada para sustituir al gobernador Rafael Murillo Vidal estaba gorda. Sopese usted: Manuel Carbonell de la Hoz, poderoso subsecretario de Gobierno en Veracruz; Rafael Hernández Ochoa, diputado y en ese momento vicepresidente de la Comisión Permanente de la Cámara de Diputados, además de amigo del Presidente, por lo que Echeverría ya lo había nombrado secretario del Trabajo; Eugenio Méndez Docurro, secretario de Comunicaciones.

Además, Octavio Sentíes, jefe del Departamento del Distrito Federal; Arturo Llorente González, subsecretario del Trabajo y Julio Patiño, jefe del área jurídica de la Presidencia.

Como ahora, los directamente involucrados se daban con todo y uno de los más golpeados era el subsecretario de Gobierno. Jesús Reyes Heroles, entonces presidente del PRI y quien no quería a Carbonell, movía hilos en la prensa.

Días antes de la Semana Santa, Veracruz hervía y los grupos exigían el destape ya e incluso hicieron correr la versión de que la nominación sería el Sábado de Gloria, que en ese entonces cayó en día 13.

Pues llegó la Semana Santa y las noticias eran que Israel, con su ministro de Defensa Moshe Dayan y Siria con sus fedayines se atacaban a bombazos, tiraban aviones y tuvo que renunciar la primera ministra israelí Golda Meir.

Pasó el Sábado Santo y nada. Algunos personajes políticos locales de ese entonces, además del Gobernador y de los aspirantes, eran el delegado del CEN del PRI, Ignacio Vázquez Torres; Manuel Ramos Gurrión, presidente del PRI estatal; Silvio Lagos, secretario general; Sebastián Guzmán Cabrera, dirigente de la CTM; Carlos R. Smith, líder electricista; Gonzalo Morgado, dirigente del Movimiento Juvenil priista; Francisco Berlín, secretario de Gobierno; Carlos Domínguez Milián, alcalde de Xalapa, y Demetrio Ruiz Malerva, diputado por Tuxpan.

Luis Echeverría había estado en Veracruz el 17, 18 y 19 de marzo, en Minatitlán, seguramente para tomar el pulso directamente antes de dar a conocer su decisión. Dejó pasar la Semana Santa y el martes 16 de abril se hizo la luz. El nominado era Manuel Carbonell.

La estampida se hizo presente y las adhesiones a su candidatura llegaron en cascada, siendo el entonces alcalde de Córdoba, Julio Zapato con su gente, uno de los primeros en saludarlo al viejo estilo priista, pero…sucedió lo que nunca. El viernes 19 de abril ocurrió un terremoto político y se dio marcha atrás.

El presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Reyes Heroles, le hizo declaraciones al columnista Trinidad Ferreira y salió publicado eso de que yo como veracruzano no he votado por él.

¿Reyes Heroles tiró solo a Carbonell?, ya hemos dicho que no. Cuando declaró eso ya tenía línea del Presidente y atrás hubo una serie de presiones por parte de grupos opuestos sí a Carbonell, pero más al entonces subsecretario de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios, a quien identificaban como el impulsor de Carbonell.

Reyes Heroles, tuxpeño, era contrario a Gutiérrez Barrios, como también el muy cercano a Echeverría, Augusto Gómez Villanueva, quien manejaba los asuntos agrarios y controlaba a la CNC.

Le calentaron la cabeza al Presidente con la versión de que Carbonell fue quien hizo explotar la avioneta en la que viajaba el entonces líder cenecista Alfredo Vladimir Bonfil y en los días posteriores al primer destape es famosa la actuación de una señora que, en Los Pinos, ante Echeverría, en reunión gestionada por la señora Teresita Peñafiel de Hernández Ochoa ante su comadre María Esther Zuno de Echeverría, gritó que cómo era posible que la candidatura le fuera dada al asesino de Bonfil.

El sábado 20 de abril Carbonell, “por disciplina”, renuncia a la candidatura y a la Subsecretaría de Gobierno. El domingo Augusto Gómez Villanueva llega a Xalapa. Y en esos días se publica un desplegado a favor de Carbonell, en que se habla de presiones inenarrables, de farsas politiqueras monstruosas y chantajes. Lo firmaron, entre otros, Roque Spinoso, Alejandro Soto López, Leopoldo Castillo, Juana Consuelo Méndez y Arnulfo García Rangel.

El martes 23 de abril vino Echeverría a Veracruz. Hay libertad y democracia en Veracruz, expresó, y el jueves fue el otro destape, a favor de Rafael Hernández Ochoa, cuya precandidatura fue oficializada al día siguiente.

Hernández Ochoa tenía originalmente ofrecida la candidatura, pero se sabe que una desobediencia suya, consistente en no cuidarse y caer de un caballo, lo enfrió en el ánimo de su amigo, compadre y jefe, el Presidente.

RHO gobernó de 1974 a 1980 y seis años después, porque así es la política y la vida, Gutiérrez Barrios fue directamente gobernador.

La política de hoy, por lo que se refiere a las pasiones humanas, es igual a la de ayer, a la de antier y a la de hace siglos. Más ahora, que el presidente López Obrador tiene algo del estilo de Echeverría.

Así las cosas, calma fieras, como acostumbraba decir Milo Vela. Mucha agua veremos correr de aquí al 2024.

Información Diario de Xalapa*