“Si hubiera sido rector”, Jorge Manzo

Si hubiera sido rector de la Universidad Veracruzana (UV) les diría que este viernes 1 de septiembre es un día muy especial para nuestra institución. Que debemos observar su trayecto de casi 73 años de historia, tiempo en el que ha evolucionado favorablemente en sus tareas sustantivas. Que nuestra Universidad ha obtenido un amplio reconocimiento nacional e internacional y que es dueña de una tradición que se expresa en muchas áreas: las humanidades, la cultura, las artes, la ciencia, sus modernos espacios como las USBI y la sala Tlaqná, hoy iconos de nuestra infraestructura urbana. Les diría también que nuestra UV es una institución educativa dueña de una grandeza que no podemos dejar de apreciar ni de impulsar, pero que eso no es todo, mucho menos el final de su camino, porque tenemos el potencial para llevar a nuestra Universidad a otro nivel de calidad superior, en el lugar que realmente le corresponde. Si hoy fuera rector les diría esto de frente, a los ojos universitarios, pero no lo soy, por eso se los digo por este medio.

Si hubiera sido rector, hoy les diría que tenemos la más grande oportunidad para corregir y elegir el rumbo acertado, modificar aquello que requiere cambio y ajuste, sumar acciones que fortalezcan los objetivos institucionales para los años por venir. Les alertaría del riesgo de seguir enfrascados en la discusión sobre el complejo vendaval financiero en el que hemos estado inmersos, porque considero que esa discusión no debe ocupar todo nuestro tiempo. Me gustaría decirles que la Universidad ha sobrevivido en su historia más reciente gracias a la fortaleza de sus instituciones, pero no estoy cierto de ello; de lo que sí estoy seguro es que ha resistido gracias a la entereza y dignidad de todos ustedes, quienes siempre han tenido la firme convicción de mantener viva la luz de nuestro lema, con honestidad, trabajo duro y una conducta ética intachable. Reconocería ante ustedes una evidente realidad: para seguir avanzando con regularidad y en búsqueda de la excelencia requeriríamos abatir, de inmediato, el abultado gasto de la alta burocracia universitaria (viáticos, compensaciones, gasolina, honorarios, etc.) y canalizar esos recursos hacia los programas de fortalecimiento académico. Les pediría que nos atreviésemos a idear un mecanismo moderno y viable de fuentes alternativas de financiamiento de acuerdo a las competencias y necesidades de cada una de nuestras áreas y regiones. Los llamaría a continuar con el trabajo colegiado, como un grupo de muchos talentos académicos que, junto con la motivación y fortaleza de nuestros estudiantes, permitiera construir una visión nueva sobre el apremiante golpe de timón, decisivo, que tendríamos que dar para los siguientes años.

Si hubiera sido rector, hoy les diría que la optimización de los recursos no sólo es necesaria, sino imprescindible; nos involucraríamos en la creación de una estrategia moderna de innovación educativa para incorporar la educación a distancia, virtual, multimodal, etc. Les compartiría el reto impuesto por la preeminencia de estrategias en línea, una demanda de la juventud moderna, para que a través de la plataforma digital se lograra una mayor captación de estudiantes susceptibles de integrarse a las nuevas opciones de oferta educativa. Sin duda, los apremiaría para incrementar nuestra habilidad para tener a los mejores docentes e investigadores de nuestra Universidad, para asegurar la formación de nuestros futuros líderes en sus respectivos ámbitos; jóvenes universitarios íntegros, con valores y principios, competitivos, pensantes, creadores de nuevas ideas para el desarrollo social. Les diría que debemos alcanzar la excelencia a través de los resultados de nuestros investigadores y las líneas que desarrollan, de los creadores y ejecutantes, en suma, buscar la excelencia y ser altamente productivos para la sociedad a la que nos debemos; la evolución vertiginosa del conocimiento así lo demanda. Que tenemos la obligación de mantener estándares de calidad que hagan de nuestros egresados personas pertinentes, profesionales capacitados para el mundo contemporáneo, pero también valiosos para sus empleadores. Que parte de esa obligación también es considerar la productividad de los académicos por encima de sus horas de escritorio, bajo una estrategia que impulse la imaginación, el entusiasmo, la curiosidad y la libertad imprescindible para crear y disertar ideas, pero sin pensar en ausencia de normas.

Si hubiera sido rector, hoy te diría que el proyecto que te presenté a ti, y a todos y cada uno de los integrantes de esta gran comunidad universitaria «Asertividad Institucional» es la visión que se necesita llevar y hacer realidad entre la autoridad y su comunidad universitaria, aquella a la que se debe. Te pediría tu apoyo y solidaridad, pues es necesario replantear la interacción institucional, dejar de ser verticales en la toma de decisiones y establecer, entre todos, una verdadera red de comunicación.

Que aceptaría públicamente que es un deber inexcusable (siendo autoridades) afrontar todas las situaciones con una apertura al diálogo y al intercambio de ideas a fin de tomar las decisiones más acertadas, colegiadamente, como es en el mundo académico y no de manera unilateral, y bajo un respeto absoluto y observando los derechos de cada miembro de la comunidad universitaria. De igual forma, que el principio fundamental del gobierno institucional debe ser servir a la comunidad en todas sus esferas. Que ser asertivos nos convertiría en una institución de mayor eficacia. Que sabemos que nuestra institución ha desarrollado una arraigada tradición humanista, con una trayectoria asociada al desarrollo del conocimiento y al ejercicio del pensamiento crítico. Que nuestros espacios han impulsado el debate de ideas, donde hemos practicado constantemente la crítica y la reflexión, la ética, las ciencias y, asimismo, los temas políticos y sociales. Que esta cualidad debiera ser la vía para regir la vida institucional, para formar profesionales con una visión amplia, de memoria histórica y de perspectiva crítica. Que esto es lo que supone una verdadera formación universitaria.

Hoy diría como rector de los más jóvenes de esta comunidad, a nuestros estudiantes de nuevo ingreso, que son el bien más preciado de la Universidad, de éste, su hogar académico. Ofrecería a ellos eliminar cualquier síntoma de arrogancia y autoritarismo, que pediría dejar atrás las descalificaciones y erradicar la represión de la autoridad ante los reclamos de su comunidad. Pediría un voto de confianza, que dejemos atrás la sospecha para impulsar lo que la comunidad demanda: estímulo y confianza.

Hoy, como rector, los llamaría a la unidad en estos momentos de desunión (y aun no siendo su rector, los llamo a ello), al trabajo conjunto y con una visión de equipo para encontrar soluciones prontas y efectivas. Los convocaría a dejar atrás las separaciones y divisiones por áreas y por regiones, necesitamos pensarnos como una sola institución, la Universidad Veracruzana, el alma mater del estado de Veracruz, la gran institución formadora del futuro de la entidad y del sureste de México; a estar a la vanguardia para mantener el paso ante la impresionante vorágine de conocimientos nuevos que se producen cada año, a saber modificar el rumbo si la evidencia lo indica y a que la autoridad, en ningún momento, sea la dueña de la Universidad que es de todos ustedes.

Si hubiera sido rector, hoy se los hubiera dicho de frente, pero no lo soy, aunque como su par, como parte de esta grande y noble comunidad universitaria, se los digo en este escrito después de ver cómo se le apostó a una continuidad que inició con fuertes críticas desde el primer momento. Algo desalentador para arrancar los próximos cuatro años de la UV, pero que no me desanima. Más allá de la continuidad veo futuro para el arte, la ciencia y la luz. Vamos hacia allá.