Poder de emprendimiento

Por Hugo R. Fernández Campos* 

 

Una de las fortalezas comunes en todos los humanos es la voluntad, que alimentada por una fuente infinita como la inteligencia universal o la Fe en una Divinidad, hace superar cualquier adversidad.

La intención es el motor del movimiento. Decidir bajar unos kilos de peso, enamorarse, estudiar una carrera universitaria o un posgrado e iniciar una empresa es el primer paso para hacer de la intención una acción.

Superar pensamientos que restringen o inhiben la posibilidad de intentar hacer una actividad que cambien nuestra vida o el entorno donde vivimos, podría tener como comienzo intentar hacer cosas disímbolas a lo hecho siempre, seguro el resultado será distinto, probablemente sea una forma que nos ponga en la meta de salida.

Derribar  en nuestra mente esas voces en la vida que aseguran que infancia es destino o que se es muy viejo para empezar, es fundamental para hacer que la intención convertida en acción modifique el aquí y el ahora en una realidad afortunada para ser y estar bien.

Sin embargo si el ser y estar bien, no tienen una definición clara de lo que eso significa en nuestra vida espiritual, emocional, intelectual, física y social,  las intenciones, las acciones aún con toda la fuerza que la voluntad implica, pueden resultar en un gran fracaso y frustración.

La definición del propósito supremo de la vida cotidiana es que se deberá dar el rumbo y tomar decisiones; si se quiere adelgazar, comer menos; si se quiere llevar a cabo una actividad artística, buscar talleres de arte; si se quiere tener dinero, emplearse o iniciar una negocio; esto es, negar el ocio y tomar en nuestras manos las riendas de nuestro destino.

El poder emprendedor abreva de la definición de un propósito, una intención, acción y evaluación permanente para correr el rumbo.

Los deseos de todos de vivir y estar mejorar cada día tienen como antecedente cambiar la autoconcepción de nosotros mismos, si el resultado actual de lo que somos y tenemos no nos gusta, ese es un buen principio de cambio.

Seguro que si logramos un cambio, uno a la vez, por cada parte de nuestra vida que lo requiera, automáticamente contribuiremos a modificar nuestro entorno.