Dinero de plástico

Por Teresa Carbajal*

En esta semana, atendí con mucho gusto una invitación para hablar en formato de entrevista, sobre el tema de las Tarjetas de Crédito; pues como siempre, considero que a través de estas participaciones en donde se abren los micrófonos a la sociedad civil organizada para abordar -desde su experiencia como usuarios- el tema de los créditos y sus conflictos, estamos contribuyendo a que por lo menos una persona (honestamente creo que son mas) reciba el mensaje y sepa qué hacer o cómo reaccionar si se encuentra en situación análoga.

Entrevista a la que acudí con la barzonista en retiro, ex titular de la comisión de enlace y difusión, Dolores González ahora asociada honoraria de nuestra Organización, pues ella es ‘sobreviviente’ de un caso de Tarjetas de Crédito para que compartiera su valioso testimonio.

Una vez en el lugar de la cita, y en el previo a ingresar al espacio en donde se desarrollaría la entrevista, una joven que nos acompañaba –como para hacer plática preguntó- ¿Y ustedes, de qué van a hablar?- Ambas (Lolita y yo) contestamos: de tarjetas de crédito.

¡Qué miedo! Nos contestó la joven. Agregando, “Qué miedo con las Tarjetas de Crédito, las deudas y los altos intereses que cobran, yo solo tengo una bancaria y una departamental, pero a mi hermano que aún está estudiando la universidad, ¡el Banco ya le dio su tarjeta de crédito!

Cierro la anécdota narrando que al finalizar la entrevista todo tipo de comentarios se suscitaron entre quienes –como público- la presenciaron; ya sea externando opiniones, comentarios, y quejas de sus bancos acreditantes; y hasta comentarios chuscos como que, alguien dejó de pagar la pensión alimenticia porque la deuda de su tarjeta de crédito lo dejaba sin un peso en la bolsa.

Todo este preámbulo, sirva para justificar la necesidad de que –previo a hablarles del Buen Fin- tenemos que hablar del dinero de plástico, como se le conoce a las Tarjetas de Crédito, este medio de disposición – o de pago- que nos permite realizar compras en establecimientos comerciales sin tener que llevar dinero en efectivo, hacer compras por internet, hacer reservaciones, domiciliar nuestros pagos mensuales ó retirar dinero en cajeros automáticos.

Aunque regularmente se utiliza para adquirir bienes o servicios de uso personal, como se le conoce al crédito al consumo.

Sin embargo, aunque la problemática de las deudas impagables que nos generan las tarjetas de créditos no obedece al cien por ciento, al “mal uso” que por desconocimiento de conceptos como:

Fecha de Corte, día que el banco te marca como fin del periodo de registro de las compras o disposiciones que realizaste con tu tarjeta durante 30 días, estableciendo simultáneamente el comienzo de un nuevo periodo.

Fecha límite de pago, último día que tienes para realizar al menos el pago mínimo, y para conservar al corriente tu línea de crédito y que no te cobren intereses, comisiones, y otros cargos por la falta de pago, -día que si se te pasa por descuido o por falta de liquidez elevará tu cuenta- y que como dato adicional digo que el lapso que existe entre la fecha de corte y la fecha de pago generalmente son 20 días, con los que cuentas para pagar tus consumos, sin que se te generen intereses.

Pago Mínimo, cantidad mínima que el banco te solicita para mantener al corriente un crédito y no tener afectar tu historial crediticio.

Como lo dicen los expertos en atribuir la cartera vencida a los usuarios que no supieron “usar el plástico a su favor”. Pues en mi opinión la verdad avasalladora de este producto bancario es que su función es prestarte un dinero que tienes que devolver en cierto tiempo, y con intereses, comisiones, impuestos y algún otro concepto que los bancos son expertos en diseñar.

Realidad que nunca debes de perder de vista, antes de utilizar tu tarjeta de crédito.

Pero también ha faltado responsabilidad en los otorgantes de crédito, como verificar la capacidad de pago del acreditado lo que se comprueba en las masivas y agresivas campañas de colocación de sus productos, ya sea a través de tarjetas no solicitadas, o con aumentos en las líneas de crédito no autorizadas y no deseadas por el usuario.

De ahí que mas allá de querer hacerle al “financiero” y quebrarte la cabeza tratando de entender que es el CAT, si eres titular de una de las 26 millones de tarjetas de crédito que existen, preocúpate  de no entrar a cuanta venta de meses sin intereses se te atraviese para no comprometer tus ingresos futuros, o caer en ofertas falsas, ó comprar artículos que no necesitas.

Y ocúpate de tener siempre presente tu capacidad de pago, no tener más de un par de tarjetas, y antes de firmar un voucher o comprobante de pago revisa que los datos sean correctos, y registra las fechas de pago para pagar a tiempo y mantener un buen historial crediticio.

Y por supuesto no pagar con tu plástico otras deudas, pagar una cantidad mayor al pago mínimo y no acumular pagos chiquitos.

¡Hasta la próxima!

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