14 de febrero: Día del Aval

Por Teresa Carbajal*

El catorce de febrero es el día en que se celebra el Amor y por supuesto la Amistad, estos afectos que suelen sentirse y darse con gran intensidad nos hacen involucrarnos en festejos, cumpleaños, aniversarios y hasta en actos jurídicos y compromisos de deudas, como cuando aceptamos ser: Aval.

No dudamos entonces que nuestro mejor amigo, hermano, ó compañero sentimental puede desempeñar ese papel si se lo pedimos, o bien si somos quien recibe la invitación para ser Aval nos embarga -de momento- un sentimiento de reconocimiento y de confianza por parte de nuestro ser querido por haber pensado en nosotros para desempeñar ese papel, al que por supuesto no podemos negarnos; si lo hacemos (según pensamos) nuestra amistad quedará en duda pues el rechazo de la “invitación” demostrará que nos negamos a ayudar cuando se nos necesita.

Así, una vez tomada la decisión -a veces en contra de nuestra propia familia y conciencia- acudimos con orgullo a la cita a proporcionar nuestra firma y a empeñar la palabra y el patrimonio, para si se diera el caso de que nuestro Avalado no pague, nosotros como Avales pagar en su totalidad el adeudo.

Cabe reflexionar que no es solo la falta de voluntad lo que permite que alguien deje de cumplir con sus compromisos, pues son muchas las situaciones que pueden originar un incumplimiento de pago, desde los fortuitos como la pérdida del trabajo, la disminución de los ingresos o la salud, hasta los insensatos como el haber solicitado algo que desde un principio se sabía imposible de pagar.

Puedo relatarles muchos ejemplos, como el de la bella Yadira quien siendo funcionaria de alto nivel e ingresos en la cima de su carrera y juventud, ya comprometida en matrimonio aceptó firmar como Aval de su prometido, quien nunca pagó y ella terminó demandada en juicio mercantil con el riesgo de ser embargada de la herencia que su padre le dejó, el matrimonio no se concretó y el prometido nunca respondió y cortó toda comunicación con ella dejándola con el compromiso.

O Jaime quien aceptó firmar de aval a su mejor amiga y compañera de trabajo para que ella pudiera comprarse un auto último modelo de un precio que desde un principio bien sabía que no podía pagar, y a él le embargaron la casa de su mamá -que por confianza en él había puesto a su nombre- y para rescatar la casa de su mamá tuvo que pagar la deuda.

O Rosalinda, de quien en la próxima les cuento la historia porque lleva ¡35 años en un juicio mercantil! por haber sido Aval de su sobrino quien falleció antes de dejar solucionado el asunto.

Así que mejor no diga que si a la primera, y conozca las recomendaciones que en la siguiente le daré para seguir celebrando con Usted el mes del amor y la amistad.

 

¡Hasta la próxima!

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*Colaboración.