¿Qué es la lectura slow?

 

Por Alberto Piernas.
El conocido como movimiento slow surge hace unos años con el objetivo de pausar nuestras aceleradas vidas, hacer que nos detengamos a contemplar un atardecer, disfrutar del sabor de una comida sin necesidad de encender la televisión, vivir en un pueblo sin atracciones turísticas y otras muchas opciones que engloban el turismo, la moda, la alimentación, el cine y, también, la literatura. ¿Quieres saber qué es la lectura slow?

11 12 2015 6
Nietsche, uno de los primeros en mencionar “la lectura slow” hace más de cien años.
En 1986, el periodista Carlo Petrini acuñó el término de “slow food” tras una huelga celebrada en Roma en contra de la inauguración de un restaurante McDonalds en la Plaza de España. A partir de entonces, otros muchos aspectos del mundo actual han pasado por el filtro del llamado movimiento slow, el cual trata de pausar el ritmo de nuestra vida y hacernos disfrutar más de esos pequeños detalles que sorteamos en pos de una existencia que parece más superficial que nunca.
Al igual que el movimiento slow (o lento) abarca conceptos como la moda, el turismo o la comida, la lectura no ha escapado a la influencia de esta tendencia que llegó para quedarse. En este caso, la “lectura lenta” ya fue abarcada por Nietzsche a finales del siglo XIX en el prefacio de Aurora, definiendo al filólogo como un “profesor de lectura lenta” y fomentando el disfrute de leer un escrito mediante una apreciación más lenta y sosegada del mismo.
Este, precisamente, es uno de los problemas que denunciaba la editora Lindsay Walters, una de las precursoras de la lectura lenta acuñada como movimiento junto al escritor Alexander I. Olchowski en 2009. Según Walters, “el lector parece empeñado en proseguir ciertas lecturas de un modo superficial, sin poder permitirse ahondar en los detalles o ralentizar su velocidad como un modo de evitar el estrés”. De hecho, también aseguraba que el principal problema de la sociedad actual respecto la lectura reside en las enseñanzas tempranas que empujan a los niños a concebir los libros con rapidez, como un producto que no pueden permitirse saborear más allá de los logros académicos a los que están enfocados.
Como resultado de este nuevo concepto de lectura, algunos libros como The One-Minute Bedtime Story, incluido por el periodista Carl Honoré en su lista de favoritos por su brevedad y concisión, podrían pasar a engrosar la lista de libros de unos lectores que parecen más empeñados en recurrir al tweet, al post o al microrrelato como solución a su sed de lectura, sin poder permitirse mucho más tiempo en sumergirse en esos otros mundos impresos.
En definitiva, la lectura slow apuesta por un modo más pausado de concebir los libros, especialmente aquellos que abarcan situaciones concretas o huyen de tramas enrevesadas, apostando por esas otras más sencillas en las que los pequeños detalles convierten la lectura en un estado contemplativo, relajante. . . terapéutico. http://www.actualidadliteratura.com/que-es-la-lectura-slow/