Semblanza: 50 años de las telesecundarias en México [2]

Semblanza:

50 años de las telesecundarias en México[i] [2]

 

Consolidación de telesecundarias y surgimiento del movimiento sindical

Con el gobierno de Luis Echeverría Álvarez, en 1970 se eliminó la figura de alumnos libres, ya que había escaso control escolar sobre ellos y se introdujeron nuevas modalidades de enseñanza secundaria, como el caso de la enseñanza abierta. En 1971 las telesecundarias estaban en posibilidad jurídica de acreditar los estudios de sus egresados y otorgarles validez nacional; antes, la certificación se hacía por medio de escuelas secundarias directas cercanas a la telesecundaria en cuestión.

Ante la necesidad de transmitir 18 teleclases al día y elevar la calidad de los programas televisivos, la SEP propuso una nueva división del trabajo en la producción de las teleclases: lo que venía haciendo un telemaestro, debía ser realizado por guionistas, productores y actores profesionales; además, los programas se grabarían para conservar el acervo y mejorar el servicio. Los telemaestros, quienes se encargarían de realizar solamente el guion, se opusieron a los cambios al sentirse desplazados de su fuente de empleo. A causa de ello y por los costos que implicaba la reconversión del proceso de producción de las teleclases, el proyecto tuvo que esperar hasta el siguiente sexenio.

En 1973 a petición del gobierno de México, investigadores de la Universidad de Stanford realizaron una evaluación institucional de las telesecundarias, al compararlas con las secundarias directas (técnicas y generales), se observó que el costo por alumno de telesecundaria en términos económicos fue menor en 25 %, en instalación y administración el ahorro fue de 50%, la eficiencia terminal y el aprovechamiento de los alumnos fue “más o menos igual»; en cuanto a los maestros, se detectaron las mismas deficiencias y el uso de métodos altamente tradicionales en los tres subsistemas (secundarias técnicas, generales y telesecundarias). Las nuevas decisiones fueron congruentes con los resultados de la investigación: continuar con ese tipo de enseñanza y ampliar su cobertura a más estados de la República.

Al mismo tiempo, los docentes de telesecundarias se organizaban alrededor de sus demandas laborales y crearon, al margen del SNTE, la Comisión Nacional de Maestros Coordinadores (CNMC). Por el desgaste del régimen durante el movimiento popular- estudiantil de 1968, ante la apertura democrática impulsada por Echeverría, la CNMC tenía cierto espacio para caminar; impulsó la demanda de aumento salarial y logró la creación de la plaza de Maestro Coordinador de Teleaula para dejar de ser personal adscrito a la Dirección General de Primarias; el trato inicial dado por las autoridades educativas a este movimiento fue de conciliación y tolerancia, más adelante la situación sería distinta.

En 1974 en el marco de la Reforma Educativa que realizó el gobierno de LEA se llevó a cabo la Asamblea Nacional Plenaria sobre Educación Media Básica en Chetumal, Quintana Roo. Entre uno de sus resolutivos se planteó la necesidad de reformar el plan de estudios en su estructura programática pasándolo de asignaturas de aprendizaje hacia áreas académicas; los maestros de secundarias directas vieron en este cambio un intento por reducir el personal en las escuelas por lo que se resistieron a ejecutar la propuesta. El personal de las telesecundarias, sin embargo, al laborar por jornada y no por materias, no sintió ese peligro y facilitó la implantación de los programas de enseñanza organizados por áreas académicas. Como resultado de esa situación empezaron a funcionar en el país dos estructuras programáticas de enseñanza en el nivel medio básico (años después se incorporarían las áreas académicas a casi todas las escuelas). A pesar de los cambios en los programas de estudio, las normales superiores continuaron formando a los maestros por asignaturas, en tanto que las secundarias educaron a sus alumnos por áreas académicas.

La existencia de dos estructuras programáticas favoreció la demanda de la CNMC para crear la especialidad de Licenciatura para Maestros Coordinadores de Telesecundaria, con reconocimiento escalafonario y repercusión en el sueldo del docente. El 2 de septiembre de 1975 se expidió el decreto en el que el gobierno aceptaba la demanda anterior.

Como resultado de un crecimiento significativo de la matrícula de alumnos se tuvo que realizar una reestructuración administrativa, lo que complejizó la burocracia educativa y se crearon nuevas plazas: Director de Telesecundaria, Inspector Coordinador de Sector e Inspectores de Zona; el movimiento sindical buscó consolidar laboralmente a sus miembros y la distribución de algunos de estos nombramientos serían por derecho escalafonario, aun cuando las diferencias salariales no existían o eran mínimas.

La reestructuración llevó al gobierno de José López Portillo (JLP, 1976- 1982) a descentralizar parcialmente el subsistema de telesecundarias, aparte de las escuelas controladas por la Federación (a los estados fundadores se habían sumado San Luís Potosí y Tamaulipas), se crearon telesecundarias estatales en Guanajuato, Nayarit, Sonora y Tabasco.

A causa de la fuerte presencia en casi todo el país de la CNMC, de sus métodos de lucha (movilización de maestros, padres de familia y alumnos) y de sus demandas (de carácter económico y por aumento de plazas) entre 1977 y 1979 se resintió una crisis laboral que, en el marco del Plan Nacional de Educación y de la política «Educación para todos” impulsada por JLP, imprimió ciertos matices a la reestructuración organizativa y administrativa mencionada en el sexenio anterior y planificada en 1979.

El SNTE y la Dirección General de Educación Audiovisual (DGEA) lanzaron una fuerte ofensiva en contra de la CNMC, en 1977 la DGEA afirmaba que la organización de los maestros estaba influida por el Partido Comunista (PCM), el SNTE la acusaba de socavar la unidad magisterial y amenazar la militancia priísta de la mayoría de los maestros.

Se incorporó a las telesecundarias a los Sistemas Abiertos de Enseñanza con el pretexto de ampliar su cobertura y brindar servicio a los adultos, con esto se intentó cambiar el tipo de relación laboral: los maestros se volverían asesores y se reubicaría al personal disidente. La medida prosperó a medias. Con el argumento de regularizar las plazas ya existentes, la SEP no creó nuevas para que no creciera la base social de la CNMC.

Las autoridades empezaron a hablar de la recuperación de la estructura material de las telesecundarias, de la deficiente formación de sus docentes, de la pobreza de recursos pedagógicos en las teleclases, de la falta de profesionalismo de los telemaestros, etc.; se consideró oficialmente incluso la posibilidad de suspender el servicio para reestructurarlo, acción que era necesaria, pero además se trataba de frenar la consolidación de un movimiento sindical emergente.

Al mismo tiempo, sin una evaluación curricular se cerró la Licenciatura en Telesecundarias (aunque se siguió impartiendo en algunas Normales) y el SNTE le recordó a las autoridades que las telesecundarias se concibieron como un complemento de las secundarias directas y no como un sustituto de ellas; a pesar de todo, la demanda de este tipo de escuelas siguió en aumento.

Así, la SEP se dispuso llevar a la práctica el modelo que ya se había propuesto con anterioridad: a) elaboración de las lecciones pedagógicas por maestros con experiencia; b) adaptación de los contenidos a la televisión por guionistas; c) montaje de los guiones por productores profesionales; d) actuación de actores, no de maestros; e) los programas serían grabados. La CNMC y los telemaestros agrupados en una delegación del SNTE se resistieron a la propuesta, la dispersión y readscripción de los coordinadores implementada por la Dirección General de Educación para Adultos ya habían debilitado a la organización y poco pudieron hacer ante las medidas implementadas por la autoridad educativa: lo anterior culminó con la renuncia en bloque de los telemaestros, la desaparición de su delegación sindical y la recontratación de alrededor de 60% de los mismos como free lancers.

Miguel de la Madrid Hurtado (MMH, 1982-1988) recibió un modelo de telesecundarias en actividad, reestructurado, con un movimiento sindical mediatizado e incorporado al SNTE; en consecuencia, no implementó cambios substanciales en el subsistema, sólo se conservó su crecimiento natural en cuanto a expansión y consolidación del servicio educativo.

Durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari (CSG, 1988 -1994), el 18 de mayo de 1992, se firmó El Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica; al año siguiente se implementaron Reformas al Artículo 3o Constitucional que establecieron como obligatoria la enseñanza secundaria en nuestro país, la estructura programática de la enseñanza media básica se replanteó: debía ser por asignaturas, para terminar con la enseñanza por áreas académicas. Nueva contradicción: en 1998 el Plan de Estudios vigente en las Escuelas Normales Superiores prepara a los futuros docentes por áreas académicas, mientras que los maestros de secundaria trabajan por asignaturas.

Las guías de estudio que han sido un auxiliar didáctico fundamental, utilizadas por los alumnos de telesecundaria, tuvieron que ser reformadas de áreas a asignaturas; se creó el sistema de guías en resguardo: libros de consulta prestados por la SEP para cada alumno y resguardados por la escuela; el libro de trabajo (Guía de Aprendizaje) fue, al igual que el de Conceptos Básicos, un material subsidiado y producido por la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito, con un costo para los alumnos de $3.00. En la medida en que estos materiales se abarataron fue una contribución hacia la gratuidad de la enseñanza. A partir del ciclo lectivo 98-99 las guías de aprendizaje serían gratuitas y propiedad del alumno.

La administración de Ernesto Zedillo Ponce de León reconoció la importancia de las escuelas telesecundarias en el país y se expresó en los siguientes términos:

Se ampliará la cobertura del sistema de telesecundarias para atender a los egresados de las escuelas primarias generales del medio rural, de las indígenas y de los cursos comunitarios, que difícilmente pueden ser atendidos mediante el establecimiento de secundarías generales o técnicas. Para el año 2000, esto significa aumentar por lo menos en 50 por ciento el número actual de telesecundarias en el país, respecto de las existentes en el ciclo escolar 1994-1995. (Poder Ejecutivo Federal, 1995: 89).

 

Referencias

INEE (2005) “Las Telesecundarias Mexicanas. Un recorrido sin atajos”.

http://publicaciones.inee.edu.mx/buscadorPub/P1/C/306/P1C306.pdf

Kelley Salinas, G., et al. (Coords.) (1996). Bases para dirigir el proceso educativo. Curso para directores y supervisores de Telesecundarias. Conceptos básicos y maco jurídico. México, SEP-Telesecundaria.

SEP- Subsecretaría de Planeación, Evaluación y Coordinación (2017). “Estadística del Sistema Educativo México. Ciclo Escolar 2016-2017.

http://www.snie.sep.gob.mx/descargas/estadistica_e_indicadores/estadistica_e_indic adores_educativos_15MEX.pdf

SEP- DGME (2011) “Modelo Educativo para el Fortalecimiento de Telesecundaria. Documento base” http://www.telesecundaria.sep.gob.mx/assets/pdf/Modelo_Educativo_FTS.pdf

Vargas Machado, L. (Coord.) (1983) Curso de capacitación para profesores de nuevo ingreso. México, SEP-Telesecundaria.

 

 

i Segunda de tres partes Basado en:  Ríos, Artemio (1998). El profesor rural de telesecundaria: su problemática en una comunidad. Memoria laboral, El Xúchil, Municipio de Tenampa, Ver. 1986-1988. En http://oreon.dgbiblio.unam.mx/F/E6MNR3R5IGRIR9DFHPN93NLXCBUGTTKN2GIYFCGISP8YE1KMVR- 66215?func=find- b&request=artemio+rios+rivera&find_code=WRD&adjacent=N&local_base=TES01&x=0&y=0&filter_co de_2=WYR&filter_request_2=&filter_code_3=WYR&filter_request_3= Consultado el 10 de febrero de 2018.