¿Qué se gana y qué se pierde en las elecciones?
POR: Héctor M. Magaña
No cabe duda de que (para muchos de nosotros) el proceso de las elecciones es un evento de perdida y de ganancia. En líneas generales, creemos que las elecciones se desarrollan en un juego de suma cero, es decir, que hay ganadores y hay perdedores absolutos. ¿Realmente las relaciones en la política se basan en este principio?
El conceptos de suma cero no es nuevo, entró en las ciencias económicas a través de la teoría de juegos, un campo desarrollado por economistas y matemáticos. En los tiempos actuales, cuando el discurso “economicista” (con idiolectos propios del mundo neoliberal) parece que ha venido para quedarse, es cuando notamos la presencia de este discurso reductivo en la escena política. En sintonía con un artículo del New York Times:
Lo que estamos viviendo ahora (…) es efectivamente un rechazo de la creencia en la abundancia y la cooperación. Es un levantamiento contra la premisa de que muchos grupos pueden ganar a la vez: una actitud cínica y contagiosa de nosotros o ellos, que se extiende por países, comunidades y familias.
Con los juegos infantiles, quizá la suma cero parezca amor duro. Pero a escala nacional y mundial, cada vez es más difícil no preguntarse: ¿Qué estamos perdiendo con un planteamiento de ganar o perder?
¿Es esto lo que estamos viendo en nuestro país? Si bien es cierto que en los últimos sexenios se han visto grandes cambios que han hecho temblar ciertas bases que todos hemos dado por hechas, no cabe duda de que el ideal político de cooperación aún permanece. El problema del concepto de suma cero es el siguiente: para que uno gane absolutamente, otro tiene que perder de forma absoluta. En teoría de juegos esto es viable (aunque no sea una regla como tal, pues recordemos que John Nash amplió la teoría de juegos para hacerla una campo teórico más complejo de relaciones entre los jugadores), no obstante, en política esto es peligroso.
El concepto de suma cero en política puede ser incluso un paso decisivo para los autoritarismos. Los procesos políticos en lo que la sociedad se involucra no se mueven en estos términos, se basan en una red de contrapesos y equilibrios. Las elecciones son unos de esos contrapesos. Pero, volviendo a la pregunta inicial: ¿qué se gana y que se pierde en las elecciones? Claramente no son ganancias ni pérdidas absolutas, como recién vimos. En una elección el puente entre el candidato y el electorado permite vislumbrar ciertos discursos que al final “triunfan” en el escenario político; los opositores, aquellos que no ganaron (pero no por ello, “perdedores”) servirán como contrapunto crítico. El juego de la democracia es un balance de discursos, puntos de vista, deseos, proyectos y planes. La elección no da cabida a discursos “ganadores” frente a “discursos perdedores”. Sino un flujo bien equilibrado que se puede quebrar si creemos en los llamados “mitos políticos” (como bien señala Ernst Cassirer). El concepto de suma cero en política es uno de esos mitos.